viernes, 19 de junio de 2015

Una historia de guerra: Capítulo 6.

Soldado: *Hace un saludo con la mano.* ¡General! Vengo de parte del Almirante General con órdenes de evacuar la zona y retirarse temporalmente a las montañas.
General: Así que tenía razón, ¿eh? Bien pero hay un problema, no tengo hombres suficientes como para cargar con los heridos y evacuar toda la zona, es una aldea bastante grande.
Soldado: Las órdenes incluyen abandonar a los heridos y a aquellos que no puedan defenderse por sí mismos.
General: ¡¿De qué demonios hablas?! ¡Hay muchos guerreros heridos que son muy poderosos en esta tropa!
Soldado: ¡Sólo vengo a comunicar órdenes Señor!
General: Maldición. Órdenes son órdenes, ¿no?  Ya puedes partir.
Soldado: ¡Señor, sí Señor!
General: ¿Qué debería hacer?...
Mientras tanto...
Cabo: ¡Oigan! Veo que están bastante bien. ¿Podrían ayudar a cambiar los vendajes a los heridos?
Hayato: Bien. ¿A quién debo vendar?
Cabo: Ve a la habitación al final del pasillo, ya sabes, "La Condena".
Hayato: "La Condena" es el nombre que le pusieron a esa habitación al final del pasillo. La habitación donde se encuentra Atsuko... Tan solo hay diez personas vivas allí Atsuko y otros nueve soldados. Todos los que se encuentran allí están muertos o se encuentran al borde de la muerte. Entrar a esa habitación es como entrar al infierno mismo. Durante las noches se oyen llantos y sollozos. A veces gruñidos y sonidos que no parecen provenir de un ser vivo. Odio entrar allí pero Atsuko está muy mal y tengo la necesidad de estar a su lado. Bien.
Cabo: Ya sé que no es muy lindo estar allí pero ya que fuiste varias veces...
Hayato: Está bien, iré.
Cabo: Gracias.
Al entrar a la habitación la sangre, el sudor, la muerte y la putrefacción invadieron nuevamente las fosas nasales del híbrido de ojos esmeralda. Se podían ver cadáveres que aún no habían sido recogidos, algunos llevaban días allí y se podía ver la carne putrefacta con insectos que hacían sus nidos en los cuerpos sin vida. Hayato toma estos cuerpos y los entierra, sin embargo el aroma seguía allí. Al volver a entrar uno de los soldados, desesperado, toma el pie de Hayato.
Soldado: Ayu...da...me. *toma una bocanada de aire.*
Hayato: Tranquilo, te voy a ayudar. *Se pone en cuclillas y al quitarle la sábana puede ver cómo la gangrena devoraba una gran parte de sus piernas, las ampollas de las quemaduras cubrían al menos la parte baja de su espalda y una cortadura profunda permitía ver en parte sus órganos.*  No creo que aunque lo ayude vaya a vivir mucho... *Limpia con un poco de agua las heridas y coloca cuidadosamente las vendas.*
Los desgarradores gritos de dolor del soldado crean en Hayato un dolor interno, asco, miedo, repulsión... Al comenzar a ayudar a los demás se da cuenta que había quince personas vivas pero cuatro de ellas estaban como el primero al que ayudó. Los que estaban conscientes le cuentan que a ellos ya se los contaba como cadáveres por el simple hecho de que no sobrevivirían más allá de unos tres o cuatro días. Atsuko era la única que estaba al borde de la muerte pero no era contada como muerta debido a su estatus como hija de un gran general. Atsuko fue la última en ser vendada. A pesar de conocer su cuerpo no quería tener que ser él quien la vendara. El cuerpo de una mujer, el cuerpo de Atsuko. Lloraba mientras veía esa gran herida, al limpiar un poco la herida podía oír sus quejidos. El dolor era tal que recuperaba y perdía la consciencia constantemente. Una vez finalizada la limpieza y cuando el vendaje cubría ya la herida Hayato sujetó su mano y se quedó con ella. A pesar de no poder soportar ver a su amiga de la infancia así se sentía culpable de no haber podido protegerla, no solamente del ataque sino de la misma guerra y de su destino como la comandante de un ejército.
Esa noche aquellos que se habían recuperado y/o que tenían heridas no muy significativas se reunieron por orden del General.
General: ¡Escuchen! Esta mañana recibí una orden del Almirante General para evacuar la zona. Luego de esta reunión juntarán las cosas que puedan y mañana por la mañana los retiramos a las montañas. Abandonen a los heridos. Aquellos que puedan caminar seguirán al grupo hacia allá. ¿Alguna pregunta?
Soldado: *Alzando la mano.* ¿Y aquellos a los que les falta una pierna?
General: Si pueden saltar en una pierna pueden venir, sino serán abandonados. ¿Eso es todo? (...) Bien, doy por finalizada esta reunión. *Todos excepto Hayato se retiran.* ¿Qué ocurre soldado?
Hayato: ¿Y Atsuko? Ella es nuestra comandante, ¿no se supone que no debemos abandonar a nadie?
General: Yo no doy las órdenes, solo las acato. Hay que abandonarla.
Tras esto Hayato corre al lado de su amiga y entre llantos toma sus manos. Sus lágrimas que caían sobre el rostro de la joven la despertaron.
Atsuko: ¿Ha...to...kun?
Hayato: Atsuko...Atsuko.
Por su rostro caen lágrimas y apoya su cabeza en el pecho de la débil rubia. Ella se sorprende pero pone una mano sobre su cabeza y lo acaricia suavemente. El joven se tranquiliza al oír los latidos del corazón de su compañera de toda la vida y se duerme hasta el amanecer.
Esa mañana despierta y por un momento se siente casi en paz cuando, al abrir los ojos, vuelve a ver los charcos de sangre de los heridos. 
Atsuko: *Se friega los ojos con una mano.* Buenos días Hato-kun. Dormiste bien, ¿verdad?
Hayato: Atsuko... Buenos días...
Atsuko: ¿Qué pasa? Estás muy deprimido...
Hayato: No voy a abandonarla. Escucha, nos dieron órdenes de abandonar a los heridos y huir a las montañas...
Atsuko: Ya veo... Espero que tengan suerte. *Dice con una sonrisa.*
Hayato: No voy a abandonarte. Eres mi amiga, no voy a dejarte a tu suerte aún menos en esta situación.
Atsuko: No te preocupes, si me muero es porque no fui lo suficientemente fuerte y no tengo lo que hacía falta para ser como mi padre.
Hayato: Eso no es cierto... ¡Quieras o no te voy a llevar conmigo, no voy a dejarte morir!
Atsuko: Hato-kun...
En el pasillo se oye al General gritando "Rápido. Es hora de partir."
Hayato toma en brazos a la niña y una vez que el grupo ya había partido se posiciona al final para ocultar a Atsuko de los ojos del General. Él no era el único, varios cargaban heridos. Pareciera que aprendieron algo de la joven. Atsuko, conociendo los intereses de su amigo, se mantiene callada durante el trayecto y de vez en cuando duerme en su brazos. Hayato constantemente mira a su alrededor pero no puede evitar mirar a la pequeña que duerme en sus brazos como un bebé.
La tes blanca que tras el paso de los días fue recuperando algo de color debido a su lenta pero constante recuperación. Su herida había sido cuidada tan delicadamente que a pesar de su gravedad no se había vuelto a abrir ni tampoco infectado. 
Una vez que llegaron a la cueva se hizo un conteo de aquellos que llegaron a las montañas. Increíblemente todos aquellos hombre que seguían con vida fueron transportados allí. El General sabía que eso sucedería sin importar las prohibiciones del Almirante. En una de las cuevas más profundas se encontraban los habitantes de la aldea. El General, una vez que ya todos se habían acomodado, se levanta...
General: ¡Los felicito a todos! Veo que saben lo que es más importante que seguir las órdenes al pie de la letra. El Almirante vendrá dentro de unos días, les recomiendo que estén preparados.
Soldado: *Levantando la mano.* ¿Cuántos Almirantes hay?
General: Uno por cada especie de demonio que están del lado de Mitsuki-oujo-sama.
Soldado: Entonces ¿quién vendrá?
General: El líder de los Inu youkai, creo que ya lo conocen. Bueno, descansen por ahora.
InuYasha: Maldición. ¿Así que él va a venir?
Ryuu: ¿A quién te refieres?
InuYasha: A tu tío.
Ryuu: ¿Jaaaah?
InuYasha: ...
Ryuu: *Se apoya contra una pared y baja.*  (...)

Hayato: ¿Cómo estás Atsuko?
Atsuko: Algo cansada pero bien.
Hayato: *Se arrodilla y coloca la cabeza de la joven en su regazo.* Descansa.
Atsuko: *Se sonroja.* S-sí. *Oculta su rostro contra el cuerpo de Hayato.*
Hayato: Pareces una niña. 
Atsuko: No soy una niña... Al menos ya no.
Hayato: Sigues actuando como una. *Dice soberbio.*
Atsuko: ...Cállate.
Hayato: Ja ja ja
Atsuko: ¡No te rías! *Lo golpea suavemente.*
Hayato: *Acaricia su cabeza.* Tranquila, tranquila. *Dice entre risas.*
Atsuko: Eres malo. *Dice enfurruñada.*
Hayato: Duerme.
Atsuko:  *Lo besa en la mejilla luego de verificar que nadie los estuviera viendo y vuelve a reposar su cabeza en el regazo de su amigo.* Descansa tú también.
Esto es todo por ahora. En lo posible subiré el próximo episodio la semana que viene, posiblemente el lunes o el miércoles. Espero que para entonces mi escaner esté reparado. Si les gusta mi historia compartanla con sus amigos y/o aquellos que gusten de leer fanfics ¡Eso me ayudaría mucho! Si tienen alguna crítica o quieren decirme algo comenten. ¡Gracias desde ahora!
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